domingo, 24 de junio de 2012

Presentan Avatares de una biblioteca en el Centro Histórico de la ciudad



Maritza Mariana Hernández (2012-06-13)
Las páginas de Avatares de una biblioteca, volumen publicado por Ediciones Boloña, reúnen breves narraciones del crítico literario, ensayista y profesor Ernesto Sierra, que devienen merecido homenaje al oficio del bibliotecario.
El libro fue presentado por el investigador e historiador Rafael Acosta de Arriba, la escritora Marilyn Bobes, -a cargo de las notas
del texto-, y la Premio Nacional de  Edición 2011, Esther Acosta, en la Galería Biblioteca Rubén Martínez Villena, como parte de la  recién finalizada Jornada dedicada al bibliotecario en el Centro  Histórico de La Habana.
El texto viene acompañado con hermosas ilustraciones del poeta y artista de la plástica José Luis Fariñas, quien inauguró una muestra de las obras que contiene el volumen y de otras más de su autoría.
La Jornada con motivo del Día del Bibliotecario transcurrió con numerosas propuestas en la zona colonial de La Habana: un concierto de la Camerata  Romeu, un encuentro sobre temas históricos, a cargo del destacado periodista Ciro Bianchi, y una multitudinaria de Scrabble, entre otras.
La Oficina del Historiador de la Ciudad cuenta con una amplia red de bibliotecas, integrada por la Pública Rubén Martínez Villena, la Universitaria del Colegio San Gerónimo y 18 especializadas, dentro de las cuales, la Biblioteca Histórica funciona como órgano rector.

Múltiples criterios sobre Leopoldo Marechal en la Casa




La pasada semana Casa de las Américas entregó a los lectores un nuevo título de su colección Valoración Múltiple: Leopoldo Marechal,como homenaje al escritor argentino en su centenario. En esta ocasión, la edición estuvo al cuidado de Ernesto Sierra, ensayista e investigador. Desde 1969 hasta la fecha, han visto la luz veintidós libros de dicha colección, que agrupa estudios sobre destacadas personalidades de Latinoamérica. Para la presentación, Ernesto Sierra, junto a los poetas Carlos Martí y Jesús David Curbelo —también director del Centro Dulce María Loynaz—, compartió sus opiniones sobre la obra de Marechal.

El creador argentino, poco conocido y muchas veces incomprendido por la crítica, fue jurado del Premio Casa de las Américas en 1967, y es considerado uno de los precursores del boom. Su producción literaria abarca la narrativa, la lírica, la ensayística y el teatro. Aunque es más recordado por su novela Adán Buenosayres, registrada como una de las grandes novelas de la literatura argentina, Marechal obtuvo en 1940, el Primer Premio Nacional de Poesía con sus libros de poemas Sonetos a Sophia El centauro.
La Valoración Múltiple responde a esa diversidad de géneros en la obra de Marechal, pues reúne acercamientos no solo a su producción narrativa sino también a la lírica y la dramática. Opiniones de Jorge Luis Borges, Roberto Arlt, Macedonio Fernández, Julio Cortázar, Ángel Rama, Ricardo Piglia, Emir Rodríguez Monegal, entre otros estudiosos de los textos de Marechal, acercan al lector, especializado o no, a uno de los más llamativos escritores latinoamericanos
Ernesto Sierra comentó anécdotas sobre su estancia en Buenos Aires y la ayuda recibida por María de los Ángeles, hija del literato argentino. Ella posibilitó que Sierra investigara en los archivos personales del autor y descubriera, así, las anotaciones que él dejaba en sus manuscritos. María de los Ángeles igualmente acercó la figura de Marechal, como padre, al investigador cubano.
Carlos Martí y Jesús David Curbelo admitieron la necesidad de difundir la obra de este escritor, de acercarla a las más jóvenes generaciones que desconocen su trascendencia literaria. Curbelo, además, realizó un recorrido crítico por los textos que integran la Valoración y exaltó el trabajo de Sierra que reunió variedad de criterios sobre una vasta obra.
Queda en manos de los lectores, deseosos de profundizar sus conocimientos sobre la literatura de nuestro continente y sus figuras descollantes, este volumen sobre Marechal. En próximas ediciones llegarán los tomos dedicados a Juan José Arreola y a Octavio Paz.

http://www.cubaliteraria.com/articulo.php?idarticulo=14724&idseccion=30
  

viernes, 22 de junio de 2012

Festival de la Cultura Cubana en Medios Digitales



(fuente: Cubarte)



El próximo sábado 23 de junio se celebrará en la Casa del ALBA Cultural (Línea y D en el Vedado) un Festival de la Cultura Cubana en Medios Digitales.


Dando inicio a las acciones para iniciar la celebración de los 20 años del Centro de Informática en la Cultura, CUBARTE, a cumplirse en el 2013, se ha convocado a un grupo de instituciones culturales con un sólido trabajo en la utilización de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) como el Centro Pablo de la Torriente Brau, la Revista CulturalLa Jiribilla”, los Estudios de Animación del ICAIC y el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica, para dar a conocer los contenidos y posibilidades que hoy se brindan de cara a los que hoy acceden y navegan por las autopistas de la información.


Como parte de las actividades previstas para el verano y a propósito de un grupo de convocatorias de eventos y concursos, se organiza esta singular jornada en que en una estrecha relación entre tecnología y cultura podremos disfrutar de actividades, conciertos y descargar libros, canciones, audiovisuales (películas, documentales, animados, videoclips) de la cultura cubana y universal.


Es importante destacar la presencia de la prima bailarina assoluta Alicia Alonso, a las 11:30 de la mañana en la presentación oficial de la “Revista Cuba en el Ballet” en su versión digital. Todos los números de esta revista, desde su surgimiento, ahora alcance de todos, en una multimedia en que fueron revisadas y retocadas cada una de las más de 800 fotografías que ilustran los números de la revista. Pudiéramos decir que en las páginas de esta publicación se resume la historia del Ballet nacional de Cuba.


Otro momento significativo será la presentación de la multimedia “Aquí se enciende la Candela” dedicada a recoger la historia de la emblemática orquesta Los Van Van, premiada este año en la Feria CUBADISCO y que será presentada por su director Guille Vilar con la presencia de integrantes de esta conocida agrupación de la música popular cubana.


Estos productos y otros similares, además de discos de música, películas, libros, revistas, artesanías y otros productos culturales se estarán comercializando durante todo el día en la Casa del ALBA Cultural de la Habana como parte de esta fiesta de la cultura cubana.


Como colofón de esta jornada, se producirá un concierto organizado por el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica que tendrá como figura principal al conocido DJ Lejardi, de gran popularidad entre los seguidores de esta música.


Los esperamos.... ¡no falten!


Programación de Actividades.

11:00 am – Presentación del programa de actividades del día
Convocatoria a la Jornada de la Cultura Cubana en Medios Digitales (12-15 Nov 2012)
Convocatoria a los Premios Palma Digital 2012
11:30 am – Presentación de la multimedia “Revista Cuba en el Ballet”, con la presencia de la prima bailarina assoluta Alicia Alonso y Pedro Simón, director de la revista.
12:30 pm – La Revista CulturalLa Jiribilla” presenta su edición en papel dedicada a “Medios Digitales y el Contexto Social”. Comentarán sobre su experiencia en el uso de las Redes Sociales
1:00 pm – Novedades del Portal CUBARTE en relación con la descarga de materiales multimedia y las posibilidades de compartir información en la Red.
2:00 pm – El Centro Pablo de la Torriente Brau en los Caminos Digitales. Una institución que por años ha apostado por la integración de la cultura y lo digital.
3:00 pm – Intervención de los Estudios de Animación del ICAIC acerca de su trabajo y sus más recientes producciones.
4:00 pm – Presentación de la multimedia “Aquí se enciende la candela”, Premio CUBADISCO 2012, con la presencia de integrantes de la orquesta Los Van Van.
5:00 pm – Presentación de libros y revistas digitales y otros productos multimedia.
6:00 pm – Concierto organizado por el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica con la presencia del DJ Lejardi.


Desde las 9:00 am y durante todo el día estará abierta la Casa del ALBA Cultural con los servicios de descarga y copia gratuita de libros, música y materiales audiovisuales variados en el Centro de Información de la institución. Están disponibles más de 10 mil libros, 20 mil grabaciones musicales y centenares de materiales audiovisuales de todo tipo.

También se estarán comercializando una amplia gama de productos culturales por parte de ARTEX, la EGREM, el ICAIC y el Fondo Cubano de Bienes Culturales.

lunes, 18 de junio de 2012

Nancy Morejón: desde su reino autónomo

Nancy Morejón: desde su reino autónomo
Fecha: 2012-06-15Fuente: CUBARTE
Es viernes y llueve. Ha llovido durante toda la semana pero acudo puntual a mi cita con Nancy Morejón en su oficina de la UNEAC. La encuentro jovial, dinámica, enredada entre teléfonos y papeles; nos interrumpen varias veces, no obstante ella parece divertirse con los enredos y mantiene su buen humor. Hablamos. Para mi conversar con Nancy siempre ha sido un acto espontáneo y natural, desprovisto de las marcas de nuestras profesiones pues nos conocimos, en mis años de estudiante, a través de referencias casi familiares. Y así hemos transitado todos estos años, entre el respeto y el afecto. Hoy a estas motivaciones se une la noticia de que le ha sido otorgado el Premio LASA de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, por la obra de la vida y amable, me brinda parte de su tiempo.
Nancy, ¿Cómo recibiste la noticia del Premio? ¿Qué significa para ti el haberlo merecido?
Estaba en mi apartamento del Cerro, chequeando correo, cuando recibo un mensaje de Helen Safa, gran investigadora, profesora y muy prestigiosa personalidad de los estudios latinoamericanos en Estados Unidos.  Ella, quien postuló mi nominación junto a Catherine Krull, destacada académica canadiense, fue quien me dio la noticia lamentando en aquel mensaje mi ausencia de las labores de LASA, a cuyo desarrollo y existencia ha hecho grandes aportes. Confirmó luego la noticia la cubana Iraida López. Por eso declaré inmediatamente a Prensa Latina que era una sorpresa y es la pura verdad. Tuve, por otra parte, la dicha de que Miguel Barnet tuviera la oportunidad de recogerlo en mi nombre junto a mi primera traductora Kathleen Weaver. Miguel prologó esa primera antología que publicara en 1985 The Black Scholar Press de San Francisco precisamente, traducida por Kathleen.  Ella leyó, según me cuenta Miguel, algunos cantos de Richard trajo su flauta.

Es un reconocimiento a la obra de una vida ¿Qué zonas de tu obra poética, de traductora, de ensayista y crítica recuerdas ahora de un modo especial al recibir este galardón?
En verdad que es muy difícil en la vida, en cualquier circunstancia, ser juez y parte.  Más en un caso como este. Un premio siempre debe ser recibido con satisfacción y alegría. Lo importante, creo, es el hecho de que este año mi escritura habrá llegado al medio siglo de existencia y ya eso es bastante para alguien que la ejerce por complacencia personal pero también con algún sentido de pertenencia y, sobre todo, de servicio a la cultura cubana cuya explosión actual, por caribeña y latinoamericana, es incuestionable pues cada vez más se vuelve raigalmente universal.
Es frecuente que tu obra y tu biografía se asocien a una “autora caribeña”. ¿Cómo ves tu obra en el contexto de las letras hispánicas?
Como una muestra de esa diversidad cultural que define nuestra época. Las literaturas del Caribe hispano, es decir, las de Puerto Rico, República Dominicana y Cuba comparten y alternan una experiencia literaria con toda Hispanoamérica y, a su vez, se asientan en los estilos antillanos tan singulares, tan irreversiblemente territoriales.  Somos un archipiélago que ensancha los horizontes expresivos de la lengua castellana y hemos contribuido a la creación de un cuerpo literario a caballo entre exuberantes islas y la Tierra Firme del continente.
Son bien conocidos tus vínculos personales y literarios con Nicolás Guillén. ¿Lo has tenido presente al recibir este premio?  ¿Quisieras compartir alguna anécdota relacionada con él que recuerdes en este momento tan especial para ti?
Nicolás Guillén siempre está en mi recuerdo y sus versos, sus páginas, han alimentado las mías y las han procreado.  No hubieran sido posibles muchos poemas míos sin la previa existencia de otros suyos. Anécdotas tengo miles; tengo en la memoria frases y la risotada que sucedía a su ingenio expresivo.  Era muy ingenioso Nicolás sin dejar de moverse y actuar como el cubano criollo que era.  Hablaba lo necesario y mantenía una disciplina férrea para sus lecturas y el cultivo de la poesía o el periodismo.  Entrando una mañana a su oficina, para precisar algunos datos de su atractiva biografía, le habían dado la noticia de que había recibido el Premio Viareggio, de Italia. Cuando lo fui a felicitar soltó una sonrisita burlona, añadiendo: “Ahora la cosa se pone mala. Voy a desaparecer de los círculos literarios por un buen rato. Cuando hay un premio, hay que volver a empezar como el primer día... y hay que huir de esa vida social que te roba a mansalva el tiempo que la vida te dio para crear”. Nos abrazamos y me fui a traducir un texto del gran martiniqueño Édouard Glissant.
¿Influye de alguna manera tu estrecha relación con el Caribe anglófono y francófono en tu manera de escribir en español?
El Caribe es una torre de babel en donde todo suena, por cierto, como afirmaba ese otro grande que fuera Alejo Carpentier. Las lenguas aquí se caen y se levantan, se rehacen y nuestros territorios son los sitios en donde el abismo entre el habla y la lengua escrita se vuelve más infranqueable. Aquí escribimos como hablamos al punto de que, en un gran número de países, se han creado nuevas lenguas, originales en su esplendor de facto.  Hay literaturas emergentes que se expresan con una carga oral inigualable cuyo acento marca una diferencia sistemática. Vivimos como hablamos y nuestras literaturas en sus diversos modos atraviesan por la riqueza de procesos transculturales infinitos.  Aprender idiomas es una necesidad del Caribe para cualquier especialista o para cualquier estudiante. Traducir es como nuestra segunda piel. Sin esa inmensa presencia de lenguas coexistiendo, conviviendo unas con otras, haciéndose préstamos nobles, no tendríamos el cuerpo literario que en 1992 recibió la atención y el clamor de tres grandes premios literarios para nuestra Dulce María Loynaz, para el martiniqueño Patrick Chamoiseau y para el sanluciano Derek Walcott, con su Premio Nobel.  Yo escribo al amparo de una experiencia literaria polisémica. 
Junto a tu obra literaria has desarrollado siempre una activa labor en diversas instituciones como la UNEAC, la Casa de las Américas, La Academia Cubana de la Lengua. ¿Cómo valoras la relación del creador con el trabajo institucional?
Infinitamente enriquecedora.  Es un toma y daca que perfila tu oficio y te propicia el entendimiento más cabal de tu entorno. La lección la aprendí durante los años sesenta cuando estudié una Licenciatura en Lengua y Literatura Francesas en la Universidad de La Habana, habiendo tenido una pléyade de humanistas como profesores, los más prominentes de la segunda mitad del siglo XX: Camila Henríquez Ureña, Vicentina Antuña, Raimundo Lazo, Graziella Pogolotti, Mirta Aguirre, Adelaida de Juan, Roberto Fernández Retamar, José Antonio Portuondo, Alba Proll, Cira Soto, Rosario Novoa, Salvador Bueno, entre otros.  Ellos se entregaban al servicio docente con la virtud mayor de aquellos años: la contribución al conocimiento de nuestra propia cultura, sin chovinismos estrechos, pero con la convicción de que todos podíamos ser capaces de retribuirla humildemente.  Éramos jóvenes, bailábamos chachachá y rock pero subíamos montañas para aunar nuestras voluntades, para cambiar la vida convencidos de que un mundo mejor es posible, tal como hoy decimos en nuestros días para defender la posibilidad de la utopía en cualquier latitud del planeta.
¿Cómo resumirías la experiencia creativa y vital de aquella jovencita de Mutismos (1962) y Amor, ciudad atribuida (1964), publicados por ediciones El Puente, a esta autora consagrada por este premio?
He pensado mucho en Ana Justina y José Mario recordando en voz alta conmigo, por los parques del Vedado, la Elegía sin nombre,  del “primaveral” Emilio Ballagas. Me parece estar en El Gato Tuerto en uno de aquellos aquelarres inventados por nuestra compulsión adolescente. Creo que la poesía tiene su propio lugar, su razón de ser, en donde quiera que nazca, en donde quiera que coloque su grito de esperanza que es, como dice Retamar, a pesar de todo, “un reino autónomo”, o para decirlo con versos de Pablo Armando Fernández: “He visto el mundo / y de él guardo una imagen: / confusa multitud / siempre en acecho. / Conocer cierta gente / me ha hecho sospechar / que ser distinto / es otra adecuación. / El complicado mundo / simplificó mi vida. / La gente simple / complicó mi mundo”.
¿Eres de las que se duermen con los lauros o de las que se inquietan y necesitan escribir algo nuevo?
Apenas tengo tiempo para dormir así que no te inquietes.  Escribo siempre que puedo como una liberación, o un mejoramiento de mis condiciones.  Siempre es bueno hacerlo.
¿Un nuevo libro en el horizonte?
Dos poemarios ya comenzados pero sin concluir y un raro texto sobre las relaciones entre Nicolás Guillén y yo, que me sugiriera un amigo y colega norteamericano al leerle al azar párrafos de ese futuro volumen.
Temática: Libro y Literatura

El genio de escribir bien


Historias de miedos, amores, venganzas,   maquinaciones y enigmas provocan ansiedad por  devorar las páginas del libro Avatares   de una biblioteca, de Ernesto Sierra (Güines, 1968)
“Siempre he pensado que una biblioteca que se respete debe  tener sus fantasmas y misterios.   Así es. Y lo comprobé en las innúmeras madrugadas   que ocupaba en hacer lo que me vetaban las obligaciones   diurnas. Allí conviví  con veteranos bibliotecarios   y aprendí su oficio, a la par   que admiraba su dedicación   y modestia. Allí supe que más   que un oficio es una profunda   vocación…”   
Tan lírica evocación a la biblioteca y a quienes en ella   desempeñan uno de los más   nobles oficios, fueron extraídas   de las Palabras preliminares,   del libro de Ernesto Sierra (Güines, 1968), Avatares   de una biblioteca, de  Ediciones Boloña, colección   Cornucopia —Oficina del   Historiador de La Habana—,   joyita literaria con ilustraciones   del poeta de la plástica insular, Jorge Luis Fariñas.   
Traviesas y revoltosas  criaturas, a veces indolentes   y severas, nos esperan en el   fantástico universo que el autor   ha entretejido. Historias   de miedos, amores, venganzas,   maquinaciones y enigmas   que provocan ansiedad por   devorar las páginas de este   volumen, donde encontraremos   desde la remembranza de   históricos pasajes tristemente   célebres como la quema, en el   siglo I a.C., de la Biblioteca de   Alejandría, hasta la finísima   recreación de ciertas manipulaciones   de la etimología del   apellido de Jorge Luis Borges   en el libro El nombre de la   rosa, de Umberto Eco.   
Con una prosa diligente y   culta, pero a la vez digerible   por cualquier tipo de público,   Avatares… —ópera primera   de ficción— constituye, además   de un ameno divertimento,   reverencia justa y sincera   al arte de leer y de escribir.   “(…) es el resultado de una   experiencia vital a la vez que   una inteligente e imaginativa   elaboración a partir del mundo   de los libros, con todo lo   que estos representan para la   creación literaria. La lectura,   entendida como una dialéctica   y una actitud activa, se nos   presenta aquí como condición   indispensable para el desciframiento   de los misterios que   la acompañan…”, tal expresa   la prestigiosa escritora, crítica   y ensayista Marilyn Bobes.   
Leopoldo Marechal: En   Valoración múltiple de Casa   de las Américas   
A menos de una semana de   presentado Avatares… en la   Galería Biblioteca Rubén   Martínez Villena, como parte   de la recién finalizada Jornada   dedicada al bibliotecario,   Casa de las Américas ofreció   su sala Manuel Galich para   dar a conocer otro importante   libro, especialmente dirigido   a los estudiosos, críticos   y analistas de las letras latinoamericanas.   Me refiero a   Leopoldo Marechal, también   del crítico literario, ensayista,   escritor y profesor adjunto   de la Facultad de Artes y   Letras, de la Universidad de   La Habana, Ernesto Sierra,   actualmente director de Ediciones   Cubarte.   
El volumen, publicado   por el Centro de Investigaciones   Literarias de Casa de las   Américas en su colección Valoración   múltiple, recorre la   apreciación crítica de la obra   del poeta, novelista, dramaturgo   y ensayista argentino   Leopoldo Marechal (1900-   1970), considerado precursor   del boom y relevante escritor   del siglo XX.   
Obra pensada y madurada   por Sierra durante muchos   años —alrededor de dos   décadas—, desde sus tiempos   de estudiante, constituye valiosa   antología de opiniones   completas o fragmentos de   criterios de intelectuales contemporáneos   de Marechal, así   como selecciones de textos de   estudiosos del autor de Días   como flechas (1926), Sonetos a   Sophia y otros poemas (1940),   y Antígona Vélez (1951), entre   otros muchos libros que sobrepasan   los 20 títulos en poesía,   narrativa, ensayo y teatro. 
Con la exquisitez de un   maestro orfebre de la crítica   artística y literaria, Sierra   seleccionó 33 trabajos de   un vasto conjunto de escritos   sobre Marechal, donde se encuentran   firmas de la altura   de Jorge Luis Borges, Julio   Cortázar, Daniel Barrios y   Ernesto Puentes; además de la   casi igual cantidad de breves   opiniones, como las de José   Lezama Lima, Ernesto Sábato,   Guillermo Ara y Miguel   Donoso Pareja. De tal modo   conformó este compendio de   440 páginas en el que también   incluye Cronología, a cargo   de María de los Ángeles Marechal,   relación de obras del   emblemático intelectual y su   extensa Bibliografía.   
Tal como Sierra lo explica   en el prólogo, la vida y la   obra de Marechal son de una   singularidad no exclusiva,   pero sí poco frecuente en el   panorama de nuestras literaturas.   Tal desventaja se debe,   en gran medida, a que tanto   la obra como la personalidad   de este humanista argentino   “han sido asediadas por los   vientos de la polémica; polémica   no precisamente literaria,   sino sustentada en argumentos   como su filiación   política a las ideas peronistas”   o en sus alusiones biográficas   “martinferristas” en   Adán Buenosayres, su primera   novela.   
Dos valiosos libros, nacidos   del genio de escribir bien,   para disfrutar durante este   cálido verano.  
http://www.trabajadores.cu/news/20120617/2510245-el-genio-de-escribir-bien

Cierre de la jornada dedicada a los bibliotecarios en la zona colonial de la ciudad


Por Teresa de Jesús Torres Espinosa
13 de Junio de 2012
Portada del libro Avatares de una biblioteca de Ernesto SierraAmpliar imagen
Portada del libro Avatares de una biblioteca de Ernesto Sierra
Con una multitudinaria sesión de scrabble, instructivo juego de mesa en el cual cada jugador intenta ganar puntos mediante la construcción de palabras, cerró la jornada dedicada a los bibliotecarios que durante una semana se desarrolló en la zona más antigua de La Habana.
En el homenaje a quienes ejercen ese enaltecedor oficio, el investigador e historiador Rafael Acosta de Arriba, la escritora Marilyn Bobes y el Premio Nacional de  Edición 2011, Esther Acosta, presentaron Avatares de una biblioteca, en la Galería Biblioteca Rubén Martínez Villena, frente a la Plaza de Armas.

En el libro, publicado por Ediciones Boloña de la Oficina del Historiador de la Ciudad, el crítico literario, ensayista y profesor Ernesto Sierra congrega breves narraciones apoyadas con atractivas ilustraciones del poeta y artista de la plástica José Luis Fariñas, quien, a su vez, inauguró una exposición que reúne obras de este volumen y otras también de su autoría.

Con motivo del Día del Bibliotecario se organizaron numerosas propuestas en las bibliotecas que pertenecen a la Oficina del Historiador de la Ciudad, entre ellas, un "Encuentro con la historia", a cargo del destacado periodista Ciro Bianchi, una olimpiada de conocimientos y un concierto de la Camerata  Romeu, en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís.

El Centro Histórico de La Habana dispone de una amplia red de bibliotecas: la Pública Rubén Martínez Villena, la Universitaria del Colegio San Gerónimo y 18 especializadas, dentro de las cuales, la Biblioteca Histórica funciona como órgano rector.

http://www.ohch.cu/noticias/cierre-de-la-jornada-dedicada-a-los-bibliotecarios-en-la-zona-colonial-de-la-ciudad

miércoles, 13 de junio de 2012

Presentación de la Valoración Múltiple de Leopoldo Marechal


Presentan Avatares de una biblioteca en el Centro Histórico de la ciudad


Las páginas de Avatares de una biblioteca, volumen publicado por Ediciones Boloña, reúnen breves narraciones del crítico literario, ensayista y profesor Ernesto Sierra, que devienen merecido homenaje al oficio del bibliotecario.

El libro fue presentado por el investigador e historiador Rafael Acosta de Arriba, la escritora Marilyn Bobes, -a cargo de las notas
del texto-, y la Premio Nacional de  Edición 2011, Esther Acosta, en la Galería Biblioteca Rubén Martínez Villena, como parte de la  recién finalizada Jornada dedicada al bibliotecario en el Centro  Histórico de La Habana.

El texto viene acompañado con hermosas ilustraciones del poeta y artista de la plástica José Luis Fariñas, quien inauguró una muestra de las obras que contiene el volumen y de otras más de su autoría.

La Jornada con motivo del Día del Bibliotecario transcurrió con numerosas propuestas en la zona colonial de La Habana: un concierto de la Camerata  Romeu, un encuentro sobre temas históricos, a cargo del destacado periodista Ciro Bianchi, y una multitudinaria de Scrabble, entre otras.

La Oficina del Historiador de la Ciudad cuenta con una amplia red de bibliotecas, integrada por la Pública Rubén Martínez Villena, la Universitaria del Colegio San Gerónimo y 18 especializadas, dentro de las cuales, la Biblioteca Histórica funciona como órgano rector.


jueves, 7 de junio de 2012

Avatares de una biblioteca o las resultas de noches fantasmales


Fecha: 2012-06-07Fuente: CUBARTE

El volumen Avatares de una biblioteca, del crítico literario, ensayista y profesor Ernesto Sierra, fue publicado recientemente por Ediciones Boloña, en su colección Cornucopia.

En sus palabras preliminares, Sierra deja al descubierto que este título es de fantasmas y misterios; de ternura y devoción por los libros; a su vez se percibe el homenaje a esos santuarios que son la bibliotecas y a sus guardianes los bibliotecarios, “si alguna traza queda, en nuestros días, del hombre Renacimiento, incuba en el bibliotecario”, nos dice.

El volumen ―original compendio de textos, unos del autor y otros producidos por pilares inexorables de las letras hispanoamericanas como Miguel de Cervantes, José Lezama Lima, José Ortega y Gasset y Gabriel García Márquez―, posee el encanto ineluctable de lo que se escribe ―o escoge― a partir de la fusión perfecta entre la mente y el espíritu; por si fuera poca tanta suerte, cuenta con las hermosas ilustraciones del poeta y artista de la plástica José Luis Fariñas.

Avatares de una biblioteca, el texto que abre el libro, es también, ―como cualquier estancia en una biblioteca―, un viaje que transita en el tiempo siguiendo un itinerario muy bien premeditado. Comienza en la era precristiana, con una de las mayores pérdidas que ha sufrido el mundo: la quema de la biblioteca de Alejandría; y el autor manifiesta entonces que desde el siniestro, a la legión de bibliotecarios “los acompaña una insaciable sed de venganza”.

Comienza aquí la indagación de Sierra acerca de los propósitos posteriores del gremio de bibliotecarios y entonces la migración se detiene en España con la evocación de Francisco de Quevedo y más tarde de Miguel de Unamuno; luego se va a Argentina y allí encuentra al imprescindible Jorge Luis Borges, ciego y director de la Biblioteca Nacional, condiciones ambas que se reiteran en su compatriota José Mármol y en el francoargentino Paul Groussac, lo cual es para Sierra una coincidencia dudosa.

La recurrencia al tema de la ceguera de varios bibliotecarios devenidos, para dicha del mundo, grandes escritores, refuerza la idea de la magia sensorial de tocar un libro, de sentirlo, de abrazarlo y literalmente colocarlo junto al corazón.

Más tarde recuerda al monumental intelectual Julio Cortázar y le reconoce la astucia de autodenominarse más que bibliotecario, cronopio.

Llega por fin el autor a su país y describe cómo en su pesquisa descubrió la existencia de un sospechoso grupo llamado Orígenes, con José Lezama Lima a la cabeza, que tenía la costumbre pertinaz de permanecer en la Biblioteca Nacional.

Estas referencias certifican el afán de todos estos hombres por vengarse “de la cruel humanidad inculcándole, para siempre el vicio por la lectura”, venganza que en contrasentido ha permitido la felicidad de muchos y a algunos les ha salvado la vida.

Sierra retoma en el segundo escrito la figura de Borges en una suerte de oda objetiva que avala su reconocimiento universal; alude a la transformación que lleva a cabo Umberto Eco de la figura del ciego memorable al convertirlo en el personaje Jorge de Burgos, de la novela El nombre de la rosa y especula en si será, o no, “el perfecto guardián del saber”, según lo llama, una reencarnación moderna de Homero.

Misión entre los jesuitas es un relato autobiográfico, contentivo de resortes propios de un cuento de misterio y Sierra no lo niega; cuenta la averiguación que realizó justo después del hallazgo de la primera y rara edición de Reyno jesuítico del Paraguay, una crónica escrita por el presbítero Bernardo Ibáñez de Echavarri, concluida por éste en Buenos Aires en el año1761 y de la cual solo, al parecer, existen dos ejemplares, el que Sierra halló y uno que se encuentra en la Biblioteca del Vaticano.
 
El último texto de Sierra lleva por nombre La muerte del Minotauro y en él de nuevo retoma la mítica figura de Borges en un trabajo en el que emplea la fantasía y la coloca de manos con la realidad cuando cuenta cómo el poeta y director de una Biblioteca Nacional, ciego por demás y de vestir austero, encuentra dos gruesos volúmenes de Clemente XIV y los jesuitas, los que había descubierto en sus años de juventud y que tenían la tremenda peculiaridad de tratar el mismo asunto con hechos y personajes cambiados, como si fueran dos visiones subjetivas de una misma realidad “espejo en que cada texto devolvía su imagen invertida”, dice el autor.

Un interesante juego establece Sierra con la polisemia de los dos volúmenes de la historia y la multiplicidad de lecturas de la historia misma apoyada en símbolos y posturas que remiten a la cosmovisión del propio Borges.

Hay una poética especial en el título Avatares de una biblioteca, en contenido y forma, quizás para robustecer la imagen de que un libro no es un texto, sino una simbiosis perfecta de materiales, tipografías, colores, texturas y olores, muchas veces propios de los espacios donde habitan.

Sierra presenta al libro como ente, desde su dimensión humana y universal, en su carácter de compañero y sin decirlo, nos lleva a meditar: cuando pasen los años, muchos años ¿desaparecerá el libro del imaginario social del universo? Cuesta trabajo creer que algo así pueda suceder, porque nunca una computadora o un e-book podrán suplantar la entidad del libro sensorial y sentimentalmente, y nosotros los contemporáneos debíamos imposibilitar su conclusión; es cierto que se acaban los árboles, pero también es cierto que pueden resembrarse, todo depende del mayor beneficiario: el hombre.

Avatares de una biblioteca es un libro sublime, es el de la pasión por el libro; es imposible que los que encontramos la satisfacción mayor en los nuevos o viejos libros buenos, no queramos conservarlo.


Imagen: Internet
Temática: Libro y Literatura
http://www.cubarte.cult.cu/periodico/resenas/avatares-de-una-biblioteca-o-las-resultas-de-noches-fantasmales/14807.html

Las bibliotecas están habitadas por traviesas criaturas



Presentarán mañana a las 4:00 p.m. en la Biblioteca Rubén Martínez Villena libro de Ernesto Sierra dedicado a quienes en esas instituciones preservan y promueven el saber
Magnífico regalo para los bibliotecarios y todo cubano asiduo a las fuentes del saber que atesoran y se promueven desde las bibliotecas y no consideren a estas como almacén de libros, sino como imprescindibles centros de irradiación cultural, será el que entregará mañana viernes Ediciones Boloña, de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
A las 4:00 p.m. en la Biblioteca Rubén Martínez Villena, enclavada en la Plaza de Armas, se presentará el volumen Avatares de una biblioteca, de Ernesto Sierra, ilustrado por José Luis fariñas, quien a su vez inaugurará una exposición de sus dibujos en la galería de la institución.
Entre el ensayo y la ficción, Sierra concibió una breve serie de crónicas en las que explica la pasión por los libros y la lectura, por el descubrimiento de las escrituras fundacionales del tiempo latinoamericano, y evoca a personalidades que encontraron en los anaqueles razones de vida y poesía, como fueron los casos del argentino Jorge Luis Borges y los intelectuales cubanos del grupo Orígenes.

Publicación que por sí misma es una obra de arte, el autor, que habla desde su propia experiencia, persuadido de que "las bibliotecas están habitadas por traviesas criaturas", comparte también la convicción de que "si alguna traza queda, en nuestros días, del hombre del Renacimiento, incuba en el bibliotecario, en el sujeto que debe ordenar con dedicación de orfebre todo el conocimiento humano resumido en los libros para ponerlo en las manos de quien lo necesite". (P. de la H.)

lunes, 4 de junio de 2012

La huella de España




La noche lluviosa no pudo impedir un lleno completo en el cine teatro Astral, en Centro Habana. Buena Fe había anunciado un concierto con el trovador español Andrés Suárez como invitado especial, en el contexto del ya habitual festival “La Huella de España”.

Andrés Suárez se ganó al público enseguida el mostrar su emoción de actuar por primera vez en Cuba, por su sencillez, sentido del humor y un repertorio de hermosas canciones. Suárez presentó los temas de su más reciente disco, “Cuando vuelva la marea” , intercalados con los éxitos de Buena Fe. Más que un concierto fue una descarga entre amigos; canciones a tres voces, solos de guitarra, intercambio de temas, abrazos, y un homenaje especial a Pablo Milanés, con quien el trovador español ha compartido escena y temas.

A la impresión del homenaje a Pablo se sumaron la interpretación de “Tras tus pies” http://www.youtube.com/watch?v=6gdcDub5v5c, “No juegues con mi soledad” http://www.youtube.com/watch?v=vMDVyMNeIgk e "Intimidad" http://www.youtube.com/watch?v=oHyTgbemzEQ, temas comentados por los trovadores. Fue emocionante ver a Suárez girar el micrófono hacia el público para que este cantara las canciones a viva voz.

Así trascurrió el concierto que dejó a todos con ganas de más, y Buena Fe volvió a escena para interpretar dos temas que el publico le pedía a gritos. Afuera la lluvia seguía su tarea monótona de mojarlo todo pero no pudo evitar que la memoria afectiva asomara su cuerpo y entre Andrés Suárez, Buena Fe y el homenaje a Pablo Milanés, cayera en cuenta que, después de todo, era sábado al fin, Sábado que se me hacía corto.

©Ernesto Sierra



Los dones de una mirada crítica




Al leer los textos que recoge Ernesto Sierra en Aprendiz de América no puedo menos que evocar las circunstancias en que nos conocimos. Fue hace poco más de veinte años durante una quincena de trabajos agrícolas en el campamento “Sonrisa de la victoria”, en las afueras de la capital, título de inequívocas asociaciones asiáticas, más bien coreanas. Allí, después de las agotadoras jornadas, Sierra, Víctor Fowler y quien esto escribe, nos sumíamos en apasionadas tertulias literarias, informales diálogos de litera a litera con los que apaciguábamos el traqueteo corporal.

De manera que nos conocimos mediante el interés común por la literatura. Por aquellos años Sierra disertaba con frecuencia de Leopoldo Marichal, uno de sus temas de mayor conocimiento, aunque podía conversar sobre otros escritores con soltura. Acababa de concluir sus estudios universitarios y había sido destinado a la biblioteca de Casa de las Américas donde, oficio mediante, siguió enriqueciendo su cultura libresca. Sierra me pareció siempre, desde aquella vez, un apasionado total de las letras.

Han trascurrido dos décadas en las que nos hemos mantenido al tanto de intereses literarios como de nuestras vidas, tal como debe suceder en una amistad que se respete. Sierra no ha desmayado desde entonces en su tentativa de conocer y profundizar en la literatura de nuestro continente y Aprendiz de América se me antoja como una parada, una estación en ese itinerario en busca de los saberes sobre autores y obras.

Este es un libro que desde su primera lectura nos lleva a ponderar la mirada de su autor, a apreciar lo que entra en su amplio radio de acción como crítico literario o como estudioso de la literatura latinoamericana. En toda compilación de ensayos pervive siempre un sentido angular que la recorre de principio a fin, a veces imperceptiblemente, y en este caso late la vocación crítica de un buen conocedor de las letras continentales. América como entidad cultural totalizadora, de eso se trata.

Sin mucho esfuerzo el lector sintonizará en estos artículos con el sesgo de una mirada inquisidora. Ya en la nota de autor, Sierra advierte que: “Los textos que siguen son el manifiesto de una vocación. América es mucho más que un lugar en la geografía. Su historia y sus hilos le han forjado un lugar prominente en el mapa espiritual de las civilizaciones. La forja ha sido y es ardua. (…) todavía estamos lejos de ser el continente mestizo del que se habla. El mestizaje ― donde se puede hablar de él ― ha sido el resultado de procesos nada pacíficos, de dominio de unos sobre otros; resultado incompleto y cargado de desigualdades. El verdadero mestizaje será aquel que nazca del respeto al otro…”.

He aquí una formulación propia de calado conceptual, distante de definiciones manidas o vocabulario de diccionarios. Para Sierra el entramado latinoamericano es una idea en movimiento, una imagen encarnada en la historia y la cultura de naciones, pueblos y etnias que reclaman su anclaje definitivo.

Es evidente que el gusto está presente en todos estos textos. El autor habla de lo que le interesa y no necesita explicar sus preferencias, basta leer cada pieza para comprender o adivinar el misterio de las selecciones hechas. No es un crítico a tiempo completo obligado a referirse al pálpito cotidiano de la creación. Se pronuncia cuando un tema le absorbe, y entonces va directo a su análisis. Es vasto y diverso el repertorio: Jorge Luis Borges, José Martí, Juan Rulfo, Mario Benedetti, Wichy Nogueras, Augusto Roa Bastos, Rubén Fonseca, Lorenzo Aillapán, Julio Cortázar, Elicura Chihuailaf, José María Heredia y William Ospina, entre otros.

Pero también hay temas apartados de lo propiamente literario per se, es decir, sobre la creación en sí misma, puesto que Sierra se lanza sobre cuestiones inherentes a lo que rodea al acto creador y se sumerge en lo comercial, dedicándole tres trabajos, y a las luchas políticas y de los servicios de inteligencia que se entrometen en el campo cultural. De esta suerte aparecen los textos dedicados a literatura y mercado en los sesenta, así como los tejemanejes de las penetraciones de las agencias gubernamentales de los Estados Unidos en la intelectualidad de izquierda. Igualmente analiza el denominado neoindigenismo a través de un examen de la tragedia vivida por las etnias originales del continente a lo largo de los siglos y su situación actual. Del mismo talante es el aplicado estudio sobre las revistas literarias de vanguardia en Hispanoamérica.

Algo sí me queda claro con la lectura de Aprendiz de América, y es que se confirma una vez más que el ejercicio crítico se basa en un placer refinado sobre otro placer no menos exquisito, el acto de leer. Flujo y reflujo de sensualidades que se interconectan y dan a la luz, en cópula silenciosa, al acto de opinar sobre lo escrito por otros. Se descubre ese regusto de Sierra por desentrañar las operatorias de otros escritores, de encontrar los hilos que enhebran sus discursos, de salpicar su táctica escritural con la anécdota bien colocada o el referente preciso que nos da más luz sobre su intencionalidad exegética.

Julián Gracq opinó una vez: “Le pido al crítico literario que me diga por qué la lectura de este libro me da un placer que no puede darme otro libro…Un libro que me gusta es como una mujer que me enreda con sus encantos: ¡al diablo su familia, su lugar de nacimiento, su clase, sus relaciones, su educación, su niñez y sus amigos!...Qué irrisión y qué impostura el oficio del crítico: ¡Ser un experto en objetos amados!... La verdad es que no vale la pena ocuparse de la literatura si ella no es para nosotros un repertorio de mujeres fatales y de criaturas de perdición”.

La cita es oportuna por más de un motivo, Sierra es un amante de los buenos libros, así como de la vida, de sus placeres y tentaciones, de manera que esta apuesta por la sensualidad y el placer literarios, de la inefable experiencia de la lectura puede traspolarse, sin peligro de equívocos, a las otras pasiones del autor. Bien por Gracq, bien por Sierra, perseguidores ambos de esos objetos amados que son los libros.

Y es que las opiniones críticas de Ernesto Sierra tienen muy poco del encartonamiento de la academia y apelan mucho más a ese concepto afortunadamente indefinible que es el gusto. Rufo Caballero, un crítico de muchos méritos, decía que el gusto era un tema muy interesante justo porque había sido convertido por algunos en “en un problema”, y a continuación añadía que el gusto era, cierto de toda certidumbre, una categoría estética muy bien fundamentada. De eso se trata, cuando la información o especialización que acumula un crítico le permite moverse selectivamente dentro de una literatura, es de esperar que sus elecciones ofrezcan el interés añadido del por qué y el cómo de sus preferencias.

No abundo más en la cuestión, solo agregaré que sin gusto no hay buena crítica. Octavio Paz, maestro en el oficio, dedicó muchas páginas a disertar sobre el asunto y en su fecunda vida como ejercitador del criterio reincidió muchas veces en escribir sobre lo que le estremecía el intelecto, así sin más.

La prosa que utiliza Sierra en el libro es eficaz, limpia de hojarasca, va directo a lo suyo, sirve a su autor para adentrarse con lucidez en su objeto de estudio; un lenguaje así se agradece siempre, en particular en el gremio de los críticos que muchas veces es proclive a elaboraciones complejas y crípticas que a la postre ocasionan dificultades al acceso del razonamiento lector.

Pienso que Ernesto Sierra concibe a América Latina desde una perspectiva integral, no solo como un constructo de la imaginación de sus más grandes escritores. Cuando se leen estos trabajos se aprecia el balance de sus juicios acerca de la ruptura que siempre persiguió a los pobladores del continente, permanentes desarraigados de su tiempo y de sus naciones. Ambigüedad de tradiciones, extrañeza del ser, máscaras, políticas, culturas ancestrales con quebraduras de todo tiempo, excentricidad ibérica, dolor denso y hondo para repartir al mundo, espejos fragmentados, utopías volatilizadoras y retornantes, todo ello es este gran pedazo de tierra habitada por millones de seres al sur del río Bravo, y Ernesto Sierra nos da algunos de las astillas rotas en estos trabajos de mucho interés.

El libro es un tributo a la cultura encarnada de América Latina, a su sangre generosa convertida en imágenes por sus creadores de más alto vuelo, un calidoscopio en el que los grandes maestros de la literatura del continente, amén de los agravios y el sufrimiento de sus pobladores más anónimos y desconocidos, y los avatares de las batallas políticas o comerciales de su intelectualidad tienen cabida en un conjunto de textos que merecen una lectura atenta. Para Ernesto Sierra es la plasmación de su siempre reconocida pasión por lo latinoamericano. Para los lectores, la oportunidad de leerla y disfrutar de su mirada crítica.


Rafael Acosta de Arriba
La Habana, mayo 31 de 2012