jueves, 10 de mayo de 2012

Arte del transformismo: una forma de entender el mundo Anabel Caraballo Fuentes



A un creador como el colombiano Rolf Abderhalden Cortés no se le puede encasillar en una
única manifestación artística, pues su trabajo es fruto de la transdisciplinariedad. Y así él
mismo se define, al expresar: “me ha gustado siempre la articulación y la transgresión de las
disciplinas. A veces actúo, a veces soy director, a veces soy performero, a veces soy instalador,
a veces soy escenógrafo, y a veces soy director escénico”. Es un actor que posee doble
formación: teatral y plástica, la cual ha sabido combinar al enunciar un discurso sui géneris
que toma como referentes las circunstancias políticas y sociales de su país.
Rolf, junto a su hermana Heidi Abderhalden, integran la compañía teatral Mapa Teatro desde
1984. Este un proyecto que se vale de los componentes principales del teatro, del arte de la
performance y de la video–instalación. La obra de los hermanos propone explorar las relaciones
psicológicas, sociales y políticas entre las personas, así como exponer los problemas
más acuciantes de la sociedad colombiana. Según palabras de los propios protagonistas, se
trata de una suerte de «laboratorio de imaginación social».
De programa artístico tan abarcador, sobresalen las video-instalaciones que, según algunos
críticos, poseen tres importantes valores: la factura, la economía formal y, sobre todo, el
manejo preciso del tiempo. El excelente acabado encarna un papel decisivo en la percepción
global de las propuestas. Asimismo, el artista se vale de un conjunto de medios provenientes
del teatro que le otorgan una distinción especial a las obras. Pero es el manejo idóneo
del tiempo el que dota a las instalaciones de la capacidad de involucrar al receptor, de
establecer un diálogo más directo con él.
En sus trabajos Abderhalden explota como temáticas claves las condiciones sociales propias
de su país en la actualidad. Estos aspectos se expresan en C'undua, que consistió en la escenificación
de obras teatrales que aludían a leyendas mitológicas relacionadas con los problemas
que aquejan a los ciudadanos de las localidades marginales de la urbe de Bogotá, tales
como el tráfico de droga, la prostitución, el alto índice de criminalidad, entre otros. Todo
ello propició el fortalecimiento de relaciones entre grupos sociales diversos y, al mismo
tiempo, estrechó el intercambio entre el arte y vida cotidiana.
Abderhalden en esta ocasión nos presenta una video–instalación estructurada a partir de un
conjunto de imágenes proyectadas en las paredes de un espacio galerístico. Son testimonios
de experiencias vividas y compartidas por el artífice y otras personas que profesan el arte
del transformismo, en talleres y laboratorios como los realizados en Santa Marta, Colombia,
en el marco del 42 Salón Nacional de Artistas, o el que se llevará a cabo en nuestra capital
con motivo de la Oncena Bienal. A manera de cortos relatos, se exponen los hábitos, las costumbres,
así como las formas de vestir, de maquillarse, los sueños de cada individuo y las
diferentes historias prejuiciosas que se han tejido en torno a lo que significa el travestismo.
Como precisa Rolf en sus ideas sobre el proyecto, los laboratorios no se conciben como la
exposición de testimonios con un propósito sensacionalista. El objetivo es favorecer las relaciones
entre los actores y los propios espectadores, a partir de reseñas individuales que exterioricen
el sentir, la forma de pensar del transformista y sus experiencias en la búsqueda
de un espacio propio en la sociedad contemporánea.

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