jueves, 11 de abril de 2013

De bibliotecas y libros de colección


por: Marilyn Bobes.


Marilyn Bobes
El fervor borgiano por las bibliotecas acompaña a Ernesto Sierra desde la más temprana infancia. Aun antes de iniciarse en las lecturas de su Biblioteca Municipal, el niño que era sostenía una misteriosa e indisoluble relación con las palabras.

Por ello no es extraño que su primera incursión en la escritura de fición lleve como título Avatares de una biblioteca y que, nuevamente, tomando como referencia a Jorge Luis Borges sea en ese espacio sagrado donde ejerza, con exquisita efectividad, su oficio de narrador y compilador.

Este libro es una rara avis en el panorama de la literatura cubana. Para el autor es un “divertimento”. Para nosotros: un regalo que contiene la sabiduría del saber decir y la imaginativa manera de hacer del libro, más allá de un objeto de uso, una pieza de colección, como corresponde a quien tiene la literatura como ejercicio de vida y desafío a la creatividad.

Cinco piezas bastan a Ernesto para sumergirse en sus ficciones que, en su totalidad, convierten a la lectura en personaje protagónico.

Les confieso que prefiero entre todas la que da título al volumen donde el autor concentra todo su poder y su magia y nos ofrece un cuento antológico pletórico de erudición a partir de una prosa suelta y elegante.

“Cada libro—nos dice--- encierra uno o más secretos y las bibliotecas están llenas de ello”. Y esta quizás es la divisa que recorre las páginas de un volumen pequeño en extensión pero intenso y visceral en que se rinde homenaje a grandes nombres como Borges, Quevedo o Umberto Eco con los cuales Sierra tiene deudas muy bien asimiladas.

Como ya dije en la nota de contracubierta: la lectura, entendida como una dialéctica y un proceso activo, se nos presenta en esta obra como condición indispensable para el desciframiento de los misterios que la acompañan.

En un panorama literario donde el realismo, a veces soez, preside el afán de los narradores por mostrarnos la vida que supuestamente vivimos en absoluto, Avatares de una biblioteca se convierte en lección de lo que es posible todavía abordar desde un ángulo diferente, concediendo a lo universal la presencia e importancia que debe tener en la poética de los escritores cubanos.
 
No voy a referirme a las excelentes ilustraciones de José Luis Fariñas porque para ello contamos con voces más autorizadas; pero sí me gustaría apuntar que las entiendo como parte inseparable de los relatos al dotar a las grandes voces hispanoamericanas que hablan con ellos del apropiado entorno para una lectura que engloba el placer estético más allá de las palabras.

En este sentido también cabe destacar la cuidadosa labor que ha convertido al autor en antologador de fragmentos magistrales de hitos de la lengua española que dan unidad a los temas tratados y, en cierto sentido, los complementan.
 
Así, a modo de pequeños anaqueles que cruzan las páginas de este libro-biblioteca, encontraremos textos de José Lezama Lima, Ortega y Gaset, Gabriel García Márquez y Miguel de Cervantes. Una polifonía que enriquece la voz del narrador hasta fundirse con ella en propósitos y vocación.

En resumen Avatares de una biblioteca, publicado por Ediciones Boloña, es un libro de colección. Para los que amamos el mundo editorial y la literatura se trata de una empresa digna de encomio.

De ella sale triunfador Ernesto Sierra que nos demuestra sus virtudes de narrador a la vez que nos entrega un objeto sui géneris marcado por el refinamiento y el buen gusto. Ojalá los lectores y la crítica sepan apreciarlo en su justa dimensión.