por: Marilyn Bobes.
Marilyn Bobes |
El fervor borgiano por las bibliotecas acompaña a Ernesto Sierra desde la
más temprana infancia. Aun antes de iniciarse en las lecturas de su Biblioteca
Municipal, el niño que era sostenía una misteriosa e indisoluble relación con
las palabras.
Por ello no es extraño que su
primera incursión en la escritura de fición lleve como título Avatares de una biblioteca y que,
nuevamente, tomando como referencia a Jorge Luis Borges sea en ese espacio
sagrado donde ejerza, con exquisita efectividad, su oficio de narrador y
compilador.
Este libro es una rara avis en el panorama de la
literatura cubana. Para el autor es un “divertimento”. Para nosotros: un regalo
que contiene la sabiduría del saber decir y la imaginativa manera de hacer del
libro, más allá de un objeto de uso, una pieza de colección, como corresponde a
quien tiene la literatura como ejercicio de vida y desafío a la creatividad.
Cinco piezas bastan a
Ernesto para sumergirse en sus ficciones que, en su totalidad, convierten a la
lectura en personaje protagónico.
Les confieso que prefiero
entre todas la que da título al volumen donde el autor concentra todo su poder
y su magia y nos ofrece un cuento antológico pletórico de erudición a partir de
una prosa suelta y elegante.
“Cada libro—nos dice---
encierra uno o más secretos y las bibliotecas están llenas de ello”. Y esta
quizás es la divisa que recorre las páginas de un volumen pequeño en extensión
pero intenso y visceral en que se rinde homenaje a grandes nombres como Borges,
Quevedo o Umberto Eco con los cuales Sierra tiene deudas muy bien asimiladas.
Como ya dije en la nota de
contracubierta: la lectura, entendida como una dialéctica y un proceso activo,
se nos presenta en esta obra como condición indispensable para el
desciframiento de los misterios que la acompañan.
En un panorama literario
donde el realismo, a veces soez, preside el afán de los narradores por
mostrarnos la vida que supuestamente vivimos en absoluto, Avatares de una biblioteca se convierte en lección de lo que es
posible todavía abordar desde un ángulo diferente, concediendo a lo universal
la presencia e importancia que debe tener en la poética de los escritores
cubanos.
No voy a referirme a las excelentes
ilustraciones de José Luis Fariñas porque para ello contamos con voces más
autorizadas; pero sí me gustaría apuntar que las entiendo como parte
inseparable de los relatos al dotar a las grandes voces hispanoamericanas que
hablan con ellos del apropiado entorno para una lectura que engloba el placer
estético más allá de las palabras.
En este sentido también cabe
destacar la cuidadosa labor que ha convertido al autor en antologador de
fragmentos magistrales de hitos de la lengua española que dan unidad a los
temas tratados y, en cierto sentido, los complementan.
Así, a modo de pequeños
anaqueles que cruzan las páginas de este libro-biblioteca, encontraremos textos
de José Lezama Lima, Ortega y Gaset, Gabriel García Márquez y Miguel de Cervantes.
Una polifonía que enriquece la voz del narrador hasta fundirse con ella en
propósitos y vocación.
En resumen Avatares de una
biblioteca, publicado por Ediciones Boloña, es un libro de colección. Para los
que amamos el mundo editorial y la literatura se trata de una empresa digna de
encomio.
De ella sale triunfador
Ernesto Sierra que nos demuestra sus virtudes de narrador a la vez que nos
entrega un objeto sui géneris marcado por el refinamiento y el buen gusto.
Ojalá los lectores y la crítica sepan apreciarlo en su justa dimensión.