jueves, 10 de mayo de 2012

Marcela Armas: una mirada ecológica. ¿Cenit o declive? Dagmara Reinosa Pérez



La educación ambiental vuelve a ser hoy
una motivación para movilizar a amplios sectores
de la sociedad civil en todo el mundo.
Ya forma parte de la cultura cubana celebrar, con la llegada de las primeras lluvias de mayo,
una de las festividades más importantes del arte contemporáneo internacional: la Oncena
Bienal de La Habana. En su nueva edición se presenta como un homenaje al arte que se realiza
bajo los presupuestos de lo popular, de las preocupaciones de la sociedad actual, y las
prácticas artísticas que nos permiten una identificación total con el entorno que vivimos hoy
día.
La propuesta de Marcela Armas (México, 1976) en esta nueva cita habanera es de un reconocimiento
enorme, pues con su obra logra dirigir la atención no solo a las problemáticas
sociales que acontecen en el mundo actual, sino también identificarnos con el tema ecológico.
Aquí nos presenta su Cenit, propuesta por la que nos permite dialogar con el espacio
galerístico al colocar por casi todo el recinto elementos de uso cotidiano, en situaciones corrientes.
Su trabajo ha estado orientado a investigar la capacidad de materiales, sustancias
y tecnologías para producir poéticas de reflexión social.
Hoy día el avance tecnológico ha cobrado un mayor auge, y a su vez se están deteriorando
las condiciones medioambientales. Es por esto que la artista utiliza, a nivel simbólico, el
«cenit del petróleo» que refiere al mayor nivel al que se puede llegar en la extracción del
crudo, y que, a la vez, precede su declive.
Así como el terreno queda estéril, al llegar a lo más bajo de la pendiente que fue en su momento
de gran altura y valía, está quedando también yermo nuestro espacio, y una pequeña
bomba de petróleo nos permitirá observar cierto horizonte urbano fantasmal.
Cenit se nos muestra como uno de esos espacios que apuntan hacia las transformaciones que
sufre la experiencia citadina y los modos como se conforma el espacio social, a partir del
uso de la high tech y de la energía en diferentes circunstancias. Y es precisamente en esto
en lo que insiste la artista para provocar en nuestras conciencias un llamado de atención
que implique la búsqueda de soluciones, desde lo artístico, a todo aquello que está causando
el deterioro de nuestro mundo.
Es por ello que se hace válida la propuesta de Marcela Armas como un llamado de reflexión
dirigido a la indagación en las problemáticas que apuntan constantemente contra el universo
ambiental. De este modo, nos hace observar nuestro entorno con una mirada ecológica
que se expande como también lo hace el arte cubano contemporáneo.

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