jueves, 10 de mayo de 2012

Línea: de la configuración a la palabra Surisday Reyes Martínez



La presencia latinoamericana se ha hecho sentir con una fuerza pujante en cada Bienal de
La Habana. En el presente año, con motivo de su oncena edición, los artistas del continente
reafirmarán que su arte continúa marcando pautas en sus respectivos países y el resto
del mundo. Con tales expectativas arribará a la capital el costarricense Edgar León, quien
desarrolló sus primeros estudios académicos en la Universidad Nacional Autónoma de Heredia,
Costa Rica, donde se graduó en Artes Plásticas. Posteriormente, realizó una maestría en
Artes Visuales en la Academia de San Carlos de la Ciudad de México.
Al hacer un breve recorrido por su obra, podemos percibir que ha defendido la idea de que
el arte tiene la facultad de la comunicación profunda de contenidos esenciales de todo período
del tránsito humano. Sus dibujos son reveladores de esta concepción, pues en ellos
nos expone los momentos extremos que afronta el hombre, a través de escenarios grotescos,
melancólicos y satíricos. Critica, incluso, las actuales condiciones de su existencia social,
marcada por la enajenación de su conciencia. Más recientemente, ha incursionado en
la videoinstalación que se muestra a medio camino entre la reflexión conceptual y la referencia
política o estética.
Se le ha definido como un colector compulsivo de objetos de la cultura urbana contemporánea,
pues anda por las vías de la ciudad en busca de detalles, ya sea en las vidrieras de los
edificios, ya sea una valla anunciadora o un cartel, un auto, o cualquier otro objeto material
con el que construir una obra de arte; para él, la más clara evidencia del existir social.
De igual modo, repiensa las imágenes y su asociación con las palabras, y propone entre ellas
una interdependencia que se explicita en la exposición Protocolos, donde explora justamente
las ideas relacionadas con la interconexión entre las partes y el todo, de una manera visual
e intuitiva, a través de la repetición y la acumulación.
Para ello se sirve fundamentalmente de la fotografía. Primero crea una especie de etiquetas
en las que aparecen fragmentos de palabras u objetos que luego conecta de manera visual,
como si se tratara de un puzzle.
El proyecto que traerá a la Bienal y ha titulado Línea, parte de una inquietud experimentada
por el artista en relación con la inoperatividad de su Constitución, y del mecanismo
creado para el control oficial. Este documento, que especifica en sus artículos el modo de
gobernar en cada nación, ha provocado el descontento de la población costarricense porque
sus leyes ya no resultan efectivas. La propia prensa y otros medios de comunicación se pronuncian
al respecto.
Edgar, motivado por esa situación, hace una proposición de orden sobre la imagen del texto
de dicho documento, a partir de la selección de aquellos términos más referidos, o sea, del
significante mismo. De modo que una vez más se percibe su interés por emplear la palabra
como elemento esencial y demostrar la capacidad de ella para crear diferentes formas, que
son generadas por los acontecimientos totales de la vida y que resultan la expresión de sus
más intrínsecos contenidos. En paralelo a la proyección de la imagen, se escuchará el sonido
de tales vocablos con diferentes entonaciones.
Si bien es cierto que la obra hace referencia a tal problemática en Costa Rica, cabe resaltar
que puede ser válida en otros contextos. Para este creador las palabras son enormes vacíos
que deben llenarse con nuestras interpretaciones. Es el espectador quien terminará por ensamblar
los fragmentos para deducir lo que los términos planteados le provocan de acuerdo
con su realidad, y crear, a partir de ahí, nuevos significados.

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