viernes, 24 de febrero de 2012

Sobre Leopoldo Marechal


Bienvenido a La Ventana

Desde esta mañana La Casa en la Feria
Fecha Viernes, 10 de Febrero del 2012 (19:45:22)
Tema Libros y Revistas

Este viernes 10 de febrero comenzó el ciclo de presentaciones y actividades de la Casa de las Américas en la XXI Feria Internacional del Libro, Cuba 2012

La Casa de las Américas inició en la mañana de este viernes 10 de febrero su ciclo de presentaciones y actividades en la XXI Feria Internacional del Libro, Cuba 2012, con un panel dedicado a las culturas originarias. Jaime Gómez Triana, director del programa de estos estudios en la Casa, condujo la mesa, integrada además por la editora Iris Cano, el ensayista Juan Nicolás Padrón y el investigador y escritor mexicano Carlos Manso.

Gómez Triana hizo hincapié en que con estas novedades, la Casa da continuidad a una línea de trabajo iniciada desde su fundación al publicar una significativa selección de autores y obras clásicas sobre estos temas, desde La visión de los vencidos, del antropólogo e historiador mexicano Miguel León-Portilla, hasta el más reciente Premio de ensayo Ezequiel Martínez Estrada,Amazonía. El río tiene voces, de la ensayista chilena Ana Pizarro.

Por su parte, Iris Cano abrió las intervenciones comentando sobre la reedición del ya clásico La voz y su huella. Escritura y conflicto étnico-social en América Latina 1492-1988, Premio Casa de las Américas 1989, del crítico suizo Martín Lienhard, esta vez aparecido en la colección Nuestros países.

El volumen, fundamental en los análisis de las culturas indígenas, propone, entre otros temas meridianos, un enjundioso estudio de la oralidad latinoamericana producida en distintas épocas del pasado, a su vez, vigentes hoy y permeadas por la oralidad contemporánea. Nos acerca, según Cano, a la otra historia, la no oficial en un recorrido por Mesoamérica, los Andes, el Río La Plata y la pampa.

Padrón, por otro lado, nos aproxima, en un acercamiento crítico y pleno de referencias, al fascinante mundo amazónico gracias al volumen de la académica y ensayista chilena Ana Pizarro. Para él, una de las esencias vitales que expresa el libro es la necesaria recuperación del espacio amazónico como un rico universo en el que se condesa un cuerpo literario propio, de cual muchos autores han bebido como William Ospina, Rómulo Gallegos, José María Arguedas y tantos otros.

A continuación, el investigador y activista mexicano Carlos Manso, invitado a la Feria, se dirigió a la audiencia en lengua zapoteca agradeciendo la hospitalidad de la Casa y que la institución se haya volteado para ver la palabra y la voz de las culturas de los pueblos originarios.

Manso, también vocero de la Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la Tierra y el Territorio, ha llegado a la isla para presentar su libro Comunalidad. Resistencia indígena y neocolonialismo en el istmo de Tehuantepec ss. XVI-XXI, resultado de un proyecto de investigación de los últimos cuatro años. En él explica el concepto de comunalidad entendido también como una operación política ante la colonización, el neoliberalismo, además de ser una forma de resistencia. Solo así, enfatizó, podemos entender y solucionar los problemas de las comunidades indígenas hoy.

Para Manso, el movimiento zapatista, del cual fue asesor durante el proceso que desembocó en los acuerdos de San Andrés, visibilizó el problema indígena desde una perspectiva novedosa. Por otro lado, una de las motivaciones que lo impulsaron a la realización del volumen, fue la persistencia en sucesivas sublevaciones durante tantos años.

Según el investigador, el concepto de comunalidad responde a la interacción de intereses con la academia, en la búsqueda de un término negociador para comprender mejor esta problemática. Ahora la academia, según valoró, se ha abierto un poco más para interactuar con esos pueblos. Es a su vez un concepto de resistencia.

Manso fue explicando detalladamente las condiciones geográficas del istmo, ubicado entre los dos océanos, al norte, Veracruz y al sur Oaxaca y Chiapas. La franja contiene un sistema lagunario y está bordeada por manglares. Asimismo, denunció que en ese territorio se pretende ubicar un campo de energía eólica lo que perjudicaría con el ecosistema de la zona. En él, confluyen varios pueblos indígenas (huave, zapoteco, zoque, mixe, popoluca, nahua, chinanteco) dedicados a la pesca y la agricultura principalmente.

Es interesante resaltar que están teniendo lugar procesos de alfabetización en lenguas indígenas como un acto de resistencia. El concepto de comunalidad, insistió, es una resistencia abierta al modelo civilizatorio en crisis y un concepto histórico.

En sus conclusiones, Manso se refirió a que las políticas públicas deben ventilar elementos como la comunalidad ensayada al interior de las regiones indígenas. Felizmente, algunos países, como Venezuela, ya han instaurado algunas de estas medidas como por ejemplo, la creación de consejos comunales. Algunos teóricos, como el sociólogo estadunidense Immanuel Wallerstein hace una distinción entre las nociones de utopía y utopística. La segunda, responde a un locus concreto y a ejercicios pragmáticos y prácticas cotidianas en diferentes ámbitos de la vida y de la política, a la realización de esos sueños que podrían alcanzarse pero no nunca se logran. Para Manso, en el caso de Brasil y de Bolivia hay ejemplos que comprueban la comunalidad y la utopística.

Al finalizar, Manso expuso algunas obras creadas por los indígenas desde el siglo XVI hasta el presente y que representan la idea del territorio de manera simbólica así como la conexión que históricamente han conservado con su entorno natural.

A concluir, Jaime destacó que la investigación de Carlos Manso no solamente respondía a un interés académico, sino también a una necesidad y un compromiso desde el activismo por resultados concretos hacia el interior de esas comunidades en diálogo con la sociedad contemporánea.

En un breve intercambio con el público, Manso se refirió a algunos asuntos relacionados con el funcionamiento interno de esas comunidades de cara a las leyes y las regulaciones de su país.

Explicó, por ejemplo, que luego de varios años de negociaciones, el gobierno y sus aparatos legislativos desestimaron los acuerdos tomados por ambas partes, entre zapatistas y autoridades estatales, y los indígenas decidieron regirse entonces por los contenidos que habían sido consultados y aprobados por las comunidades indígenas.

En Oaxaca, abundó, más de cuatrocientas comunidades se rigen por usos y costumbres, no hay participación de partidos políticos y es una forma que está legalmente reconocida. Lo que sucede es que no los reconocen como sujetos de derecho público, no pueden relacionarse de tú a tú con el Estado.

Sobre la experiencia boliviana, comentó que ha sido muy importante, aunque él considera que aún el gobierno debe perfeccionar los mecanismos de consulta con las comunidades indígenas como parte de las políticas públicas; y por otra parte, la necesidad de velar por la soberanía de los recursos, en especial, aquellos situados en regiones mayoritariamente indígenas.

Del mismo modo, consideró que la presencia de algunas ongs en la región del istmo es ambivalente. Por un lado, muchas se han aprovechado de esos recursos, y por otro, están surgiendo nuevos actores, asociaciones libertarias, de perfil más anarquista, en solidaridad directa con las comunidades. Esto último ha hecho posible que yo esté aquí, por ejemplo, concluyó.

Luego de un breve receso, se inició el segundo panel más enfocado a las colecciones clásicas de la Casa: Literatura latinoamericana y caribeña y Valoración Múltiple.

Desde la mesa, Roberto Zurbano, director del Fondo Editorial, Carlos Bernal, editor, Ernesto Sierra, crítico y compilador, y la editora María Elena Pérez Herrera, comentaron tres títulos del Fondo.

Zurbano se refirió, brevemente, a la aparición del segundo tomo de la Valoración Múltiple. César Vallejo, que compilara el poeta y ensayista cubano ya fallecido Raúl Hernández Novás, cuando fungía como especialista del Centro de Investigaciones Literarias. Diez años más tarde, llega la segunda parte de un estudio que ha sido meridiano tanto para estudiantes como para profesores, para entender la inmensidad poética del peruano según la visión de otro gran poeta que fue Hernández Novás. Zurbano recordó, además, que la edición de esos volúmenes estuvo a cargo de César Ramos, uno de los editores más prestigiosos de la Casa de las Américas.

Carlos Bernal reseñó la publicación tan esperada de Macunaíma, de Mario de Andrade, el clásico que desde hace muchos años faltaba en la colección de la Casa y que engrosa hoy el catálogo, gracias también a la generosidad de la Embajada de Brasil en Cuba.

Escrita en 1928, para Bernal, la novela es una antesala del boom latinoamericano y se entronca con títulos que luego formarían parte de la gran literatura continental de la mano de Rulfo, Carpentier, Arguedas, Asturias y otros. Su autor, planteó Carlos, aprovechó sus conocimientos antropológicos y folclóricos, además de otras fuentes, para dibujar ese fresco narrativo.

Al finalizar, Zurbano, le dio la palabra a María Elena Pérez Herrera, editora de Valoración Múltiple. Leopoldo Marechal, al cuidado de Sierra y con diseño de Ricardo Rafael Villares.

Pérez Herrera comentó que fue su primer acercamiento al autor y, confesó, lo hizo justamente leyendo la opinión de críticos sobre él hasta que acudió a Adán Buenosayres, su novela más reconocida.

Ernesto Sierra relató que su interés en la obra de Marechal se inició desde sus años de estudiante, aleccionado por varios profesores de la Facultad de Letras. De manera que el libro es el fruto de una vocación y no constituyó nunca un trabajo o esfuerzo para él. Nunca se ha separado de su obra, y siente que aún es un escritor no descubierto y ni ubicado en su justo lugar dentro del diverso panorama de la literatura hispanoamericana.

Esta Valoración es múltiple en el mejor y más justo sentido de la palabra porque él intentó que tanto las opiniones y análisis que regularmente componen el cuerpo de este tipo de volumen, fueran tan diversas como lo fue la obra de Marechal, quien abordó el ensayo, el teatro, la poesía y la narrativa.

Lo que más ha admirado en la obra del argentino, es su condición de futuridad. Agregó que su producción se incluye en el discurso de vanguardia, a pesar de haber recibido muchos ataques de estudiosos que nunca comprendieron su obra.

Al ser invitado por María de los Ángeles Marechal ―hija del autor, quien tuvo a su cargo la cronología y a quien Sierra dedica este libro―, en ocasión del centenario de su padre, pudo entrar más a su universo personal y ponerse en contacto con la vida del también dramaturgo.

Marechal, quien fuera jurado del Premio Casa de las Américas en 1967, influyó en muchos de los autores de otras generaciones como Ernesto Sábato y Cortázar. Para Sierra fue asombroso descubrir en el libro Lezama disperso, de Ciro Bianchi, un testimonio del autor de Paradiso en el cual confiesa la influencia de Marechal en su obra.









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