En el concierto
del 5 de diciembre en La Habana, Fito hizo un alto y jugueteando con las notas
del piano comenzó a hablar, algo así como que... las palabras, las palabras,
pero prefiero un abrazo, una caricia, el polvo... y todo esto es para decirles
que hay canciones que todavía me gustan y quiero cantar esta. Y nos regaló “Al
lado del camino”. Curiosa asociación entre ese comentario y la letra dura, desgarradora
de su canción. ¿En qué estaría pensando? No lo sé, claro, sin embargo creo que
vale la pena hacerse la pregunta porque esa noche Fito era todo emoción y nos
puso a disfrutar y también a pensar, hecho que no es muy frecuente. Decía el
Bola que “no se puede tener conciencia y corazón”; no sé, no sé...por el
momento sigo sintiendo, pensando y prefiriendo, igual que Fito, el abrazo, la
caricia, el polvo...y qué decir si además me depararan la sorpresa de crear una
melodía, un poema o mejor un beso que se claven en otro corazón y en otra mente
con letra color de sangre y un aroma imborrable y sutil como del galán de noche
o el de mi sudor pegado a esa otra piel.
Así podría pasar de la curiosa asociación de “Al lado del camino”, para el
preferible...Te vi, te vi, te vi, yo no buscaba a nadie y te vi... que me hizo
el regalo de escuchar esa noche a una muchacha presente en el teatro cambiar la
letra de la canción y acomodarla a su propia manera de ver . Un préstamo, un
alegre robo a Fito, que arrancó de sorpresa esa emoción y esas palabras a esa
otra voz ajena a sus canciones. Quizás termine yo entendiendo por qué comenzó
murmurando, mientras acariciaba el piano, ... las palabras, las palabras...
Ernesto Sierra